martes, 31 de julio de 2007

Junto al ciprés máximo y otros asuntos


Reseñamos el número 14 (verano del 2007) de la revista El Eco Hernandiano, que publica en Orihuela la Fundación Cultural Miguel Hernández, y que dirige con acierto Aitor Larrabide. Esta revista que, en formato papel, se viene editando desde el otoño del 2003, ciertamente ha ganado calidad en sus últimas entregas, de un lado por el prestigio de sus colaboradores y de otro por el interés que observamos en sus artículos. De manera que, podemos ya considerarla como la hermana mayor de su homónima revista digital en la web, que queda así y de algún modo, como el altavoz de las actividades formativas de los Talleres de Empleo que gestiona esta institución.
Entre las páginas 2-5, el profesor sevillano Pablo del Barco rescata en facsímil una carta dirigida por el periodista Antonio de Lezama al poeta Manuel Machado, pidiéndole su intermediación y ayuda para con Miguel Hernández que acababa de ser condenado a muerte. La carta, fechada en la Embajada de Chile en Madrid el 25 de enero de 1940, fue uno de tantos intentos como sabemos se realizaron en aquellos momentos para tratar de aliviar o remediar la crueldad y dureza con la que la represora justicia franquista había tratado el caso del poeta oriolano. Como es sabido, en la revista LUNA (número 10, noche del 28 al 29 de enero de 1940), sus redactores y asilados en la embajada chilena habían insertado la siguiente nota (reedición facsímil, Madrid: Edaf, 2000):

Miguel Hernández condenado a muerte
Miguel Hernández, amigo y compañero nuestro, ha sido condenado a muerte, en virtud de sentencia desproporcionada a la magnitud de su conducta. No hemos sido nosotros los únicos afectados profundamente por la noticia. Hombres que se agrupan en campos diversos, todos bajo las banderas de Franco, se han sentido sobrecogidos ante la amenaza que pesa sobre Miguel Hernández. No han dudado en unirse en común gestión para salvar la vida del poeta. El mismo impulso los ha lanzado a la humana labor, movilizados todos por un espíritu sensible que sabe recoger los lamentos delos que sufren. Ignoramos el resultado que estas gestiones darán. Mientras, seguiremos dominados por la inquietud, que sólo desaparecerá cuando llegue a nosotros la nueva feliz de la conmutación de pena, esos treinta años tan deseados hoy por muchos de nuestros condenados, treinta años, toda una vida, pero una vida que queda

El contenido textual de la carta ya lo conocíamos por haberlo insertado en 1969 Manuel Molina en su libro “Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela” (p. 71-74, Málaga : Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce) y, posteriormente, ser recogido por María de Gracia Ifach en las páginas 271-272 de su biografía “Miguel Hernández, rayo que no cesa” (1975). No obstante, es un buen acompañamiento gráfico del relato biográfico que se realiza de Antonio de Lezama, personaje poco conocido, además de mostrar, una vez más, la rapidez con la que se actuó en aquellos días (José María Alfaro, Rafael Sánchez Mazas, José María de Cossío, y, tal vez como se ve, Manuel Machado, entre otros) hasta conseguir que la pena de muerte fuera de inmediato conmutada por la de 30 años de reclusión. Se dice que Franco no quiso cargar sobre sus espaldas con un segundo poeta asesinado, por la repercusión internacional que ello le hubiera acarreado.

Entre las p. 6-12, el dramaturgo cubano Amado del Pino realiza un interesante estudio del drama “Pastor de la muerte”, entretejiendo con paciencia los materiales biográficos que ha consultado y la crítica teatral que él tan bien conoce. De este mismo autor recordamos su buen trabajo (escrito en colaboración con Tania Cordero) “Los amigos cubanos de Miguel Hernández” y que fue publicado en la revista cubana La Jiribilla.

En la p. 13 se edita de Gabriel Sijé (Justino Marín Gutiérrez), una prosa poética en homenaje a Miguel Hernández que, según se nos dice, ha sido recuperada del archivo familiar del médico José María Franco Martínez. Es una verdadera lástima que al hallazgo de este inédito, no nos corresponda la suerte de haber podido contemplar al natural el hermoso retrato al óleo que se reproduce, obra del pintor Eduardo Vicente, titulado “El último romántico” y propiedad, asimismo, de esta familia. La estancia oriolana del pintor ha sido contada en varias ocasiones por el abogado Antonio García-Molina Martínez, compañero y guía de aquellos días (diario Información, 26 mayo 1968, y Revista del I.D.E.A., enero-abril 1976): sabemos que
llegó a Orihuela en el verano de 1942 tras el encargo realizado por el clérigo Luis Almarcha de realizar un cuadro de grandes dimensiones para la catedral. Este retrato, debió realizarse en aquel verano, así como, tal vez, el magnífico retrato de Miguel Hernández que hemos visto reproducido en varias ocasiones y cuyo paradero desconocemos.

La foto que aquí se reproduce fue realizada en el campo de La Matanza, aquel verano, y en ella aparecen (de izquierda a derecha) Eduardo Vicente, Antonio García-Molina, Gabriel Sijé y José María Franco. Atando cabos, sabemos que Gabriel Sijé escribió una carta a Ramón Pérez Álvarez (29 de abril de 1942, publicada en Batarro, n. 8-10, enero-diciembre 1992 ) en la que le contaba:

El domingo en Oleza le tributamos un sencillo homenaje: junto al ciprés máximo que besa con su sombra la anchura de nuestro río, hemos llorado a Miguel. Hemos leído cosas suyas uncidos de su emoción y uncidos de naturaleza, rezando sin palabras por él con sólo mirar al cielo. Después, cosas nuestras sobre él: Fantucci, el poeta Dictinio del Castillo, Carlos, Antoñito y yo. Por último un ramo de laurel junto al ciprés, para que ese ciprés máximo glorifique y llore al poeta y se eleve como un monumento sencillo sobre los azules de Oleza

De manera que casi con toda probabilidad, el texto que se reproduce en El Eco Hernandiano debe ser el mismo que fue leído por Gabriel Sijé en aquel emotivo acto de hace 65 años el domingo 26 de abril de 1942, y que regaló al médico oriolano tras la lectura.


Entre las p. 14-17, un artículo de Juan Carlos Martínez Ortega recupera la faceta de Miguel Hernández como empleado en las notarías oriolanas de José María Quílez Sanz y de Luis Maseres Muñoz. Reseña ésta que ya conocíamos por haberse publicado con anterioridad en la Revista INTER NOS, que edita en Madrid la Federación Estatal de Asociaciones Profesionales de Empleados de Notarías (número 39, abril-junio 2007, p. 37-40), junto al artículo de Aitor Larrabide, “Miguel Hernández: algunas certezas e incertidumbres en torno a su biografía”, p. 30-36.

Se cierra este número con la trascripción de una entrevista a Vicente Aleixandre (1981) para Radio Nacional de España, realizada por Fernando G. Delgado, y que posteriormente sería recogida en la cara B del disco “Homenaje Nacional a Vicente Aleixandre” (Madrid : RNE, 1985). La entrevista ya fue dada a conocer por el hispanista italiano Gabriele Morelli en su ponencia ante el Primer Congreso Internacional Miguel Hernández (1992, p. 95-96)

lunes, 9 de julio de 2007

La Antología de González-Ruano

César González-Ruano, en el capítulo XIII de su libro “Memorias : mi medio siglo se confiesa a medias” (Sevilla : Renacimiento, 2004), correspondiente a los años 1945 y 1946, realizaba la siguiente anotación: “Trabajaba yo intensamente en la redacción y ordenación de la Antología de poetas españoles contemporáneos, que había de publicarse en el próximo año. Fue con el viejo Gustavo Gili con quien llegué al acuerdo de esta edición costosa y arriesgada para él y que para mí suponía un serio trabajo. Traje a vivir a mi casa de Sitges a una mecanógrafa y por las mañanas preparaba la tarea dictándola por las tardes un mínimo de cuatro horas” (p. 550). Así fue, a principios de 1946 veía la luz por vez primera y última, en Barcelona, su "Antología de poetas españoles contemporáneos en lengua castellana", un grueso volumen en cuarto mayor de 874 páginas, “en donde revive tanta figura que ya no da sombra”. Ya en el prólogo, reconoce Ruano la seria dificultad de su empresa: “Es cierto que son, en todos los idiomas, muy raros los libros de esta clase que resisten una crítica severa”, para afirmar con tino, más adelante que su antología: “es un texto con intenciones de perdurabilidad, de consulta más venidera que presente, y, en definitiva, algo de Arca de Noé ante los atroces diluvios del olvido.” Una vez publicada, hubo de todo: desde el difícil Cernuda, que la llamó “antología de baratillo”, aunque reconociéndole gran mérito por incluir a la “última generación poética” (Boletín del Instituto Español de Londres, n. 2, junio 1947), hasta en las cartas cruzadas entre Salinas y Guillén, en las que frente a las barrabasadas de Domenchina, le reconocen a Ruano un mérito que ninguno esperaba: “Este es un libro curioso. El Ruano es un sinvergüenza conocido y profesional, eso todos lo saben. Y sin embargo, en la antología su actitud general es infinitamente superior a la del purulento Domeinquina. Todo lo que en este es saña, envidia, zarpazos y mordiscos, se le vuelve a Ruano tolerancia, moderación, halago y elogio... El tiene el descaro de atribuirse 14 páginas, mucho más de lo que nos da a ti, por ejemplo, y a mí... Pero ni se nos insulta ni se nos rebaja...” (Carta de Pedro Salinas a Jorge Guillén del 26 de octubre de 1946, en el libro “Correspondencia (1923-1951”, Tusquets Editores, 1992). Estamos enteramente de acuerdo con el criterio expresado por José Luis García Martín, “es algo más que una galería de raros y curiosos, con ser eso mucho; es también lo que su título indica: la más generosa antología de poetas españoles contemporáneos que se haya publicado nunca” (“El antólogo artista”, en el libro editado en el 2003 por la Diputación de Cuenca, “Centenario de César González Ruano (1903-2003).

En esta antología, y entre las páginas 653-[655], figura el poeta oriolano, junto a los nombres de José Antonio Muñoz Rojas, Leopoldo Panero, Germán Bleiberg, Juan Gil-Albert, Luis Rosales, Ramón Gaya y Arturo Serrano Plaja, lo que supone que no andaba muy desencaminado Ruano, al incluirlo en lo que luego se conoció como Generación de 1936. Tras la breve pero sustanciosa nota introductoria, recogió Ruano de Miguel Hernández tan sólo 2 poemas: “El sudor”, perteneciente a Viento del pueblo (Valencia : Ediciones Socorro Rojo, 1937), así como un fragmento de El labrador de más aire (Valencia : Editorial Nuestro Pueblo, 1937), en concreto los versos finales de Encarnación a Juan, pertenecientes al acto tercero, cuadro tercero, escena III. Recuperamos la nota introductoria de Ruano sobre Hernández. Es poco o nada conocida y en sí misma, pese a su brevedad y aún con algunos errores que se deslizan, contiene agudas observaciones del maestro de periodistas sobre el poeta oriolano:



Finalmente, y del libro "Vida, pensamiento y aventura de César González-Ruano", editado por el profesor Carlos X. Ardavín (Gijón : Llibros del Pexe, 2005) extraemos esta fotografía de Ruano junto a la conocida imagen de La Diablesa, de Nicolás de Bussy, tomada en Orihuela en 1958, en la antigua sede de nuestra Biblioteca en el Palacio de Teodomiro.


martes, 3 de julio de 2007

Sobre Vicente Aleixandre, y otros asuntos hernandianos

Del infatigable Ramón Fernández Palmeral hemos recibido el número 15 (correspondiente al mes de julio del 2007), en su edición en papel, de la revista PERITO LITERARIO-ARTÍSTICO que él mismo coordina y dirige. Este número, así como los anteriores, puede consultarse en la web de la revista.

En lo relativo a Miguel Hernández, que al fin y al cabo es lo que nos interesa, debemos reseñar que el número se abre, en sus páginas 3-5, con un breve pero atinado artículo del propio Ramón Fernández Palmeral, titulado “Vicente Aleixandre en el XXX aniversario de la concesión del Premio Nóbel de Literatura. Vicente visitó Alicante”. Acierta el autor, al facilitarnos la fecha exacta del homenaje dado a Vicente Aleixandre con motivo de la aparición de su libro La destrucción o el amor, y que se celebró, en efecto, en Madrid el sábado 4 de mayo de 1935. En el 2004, la sevillana Fundación El Monte editó en bellísimo facsímil, el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de Federico García Lorca (Madrid, 1935), a partir del ejemplar regalado por éste, e iluminado con dibujos a color realizados expresamente por el pintor José Caballero, a Joaquín Romero Murube. Los editores literarios, Jacobo Cortines y Juan Lamillar recogieron en un apéndice, y entre otros documentos la, hasta la fecha desconocida, tarjeta de invitación al acto, que, regalo de Federico, Romero Murube guardó junto a su maravilloso y único ejemplar. Tarjeta que, con anotaciones y dibujos manuscritos, fue enviada por los comensales a García Lorca, uno de los promotores del homenaje. Reproducimos aquí, el anverso y reverso, de la tarjeta:





En cuanto al viaje realizado por Vicente Aleixandre a Alicante en 1952, que Fernández Palmeral ha documentado bien, con datos y fotografías obtenidas de los archivos hernandianos de Vicente Ramos y Gaspar Peral Baeza, tan sólo añadir que, fruto de aquella visita a la tumba de Miguel en el cementerio de Alicante, Aleixandre escribiría su texto en prosa “Junto a Miguel”, que editó en El Nacional de Caracas el 5 de diciembre de 1953, así como en el n. 23 (1954) de la revista santanderina La Isla de los Ratones. Este texto puede verse en la reedición facsímil que de esta revista realizó Visor Libros en el 2006, entre sus páginas 711-712. El texto, conocido, fue editado por Aleixandre en Los encuentros (Madrid : Guadarrama, 1958), aunque con el título cambiado por “Una visita”, junto a su más conocida semblanza “Evocación de Miguel Hernández”. Ni que decir tiene que nos gustaba mucho más el primero de los títulos, "Junto a Miguel".

Un segundo artículo de la revista (entre las páginas 6 a 10), repasa, de forma exhaustiva, la ya amplia trayectoria hernandiana del profesor Jesucristo Riquelme Pomares, recogiéndose en listado cronológico, sus trabajos relacionados con el poeta y editados entre 1981 y 2007.

Por último, y entre las páginas 11 a 14, se incluye el artículo del profesor ecuatoriano afincado en Nueva York Petronio Rafael Cevallos y titulado “Miguel Hernández o la pasión como subversión”, que ya conocíamos por haberse editado en el número 17 (enero-marzo de 2001) de la revista mexicana Argos, de la Universidad de Guadalajara, revista en la que ya anteriormente había aparecido el artículo “Miguel Hernández: de cómo la escritura se vuelve humana”, de Mario Antonio Calderón (Argos, número 6, abril-junio 1998).

lunes, 2 de julio de 2007

Miguel Hernández para niños y niñas... y otros seres curiosos


En la Feria del Libro de Madrid (2007) se presentó este nuevo libro de Miguel Hernández creado por Ediciones de la Torre, siendo el primer número de una nueva serie dentro de su ya conocida colección de poesía para niños “Alba y Mayo”, y en la que han aparecido, asímismo, un “Rafael Alberti para niños y niñas... y otros seres curiosos”, con ilustraciones de Federico Delicado y un “Federico García Lorca para niños y niñas... y otros seres curiosos”, con ilustraciones de Miguel Calatayud. Esta nueva selección poética para niños, ha sido realizada en tapa dura y formato apaisado (de 21 x 22’5 cm.), con un total de 45 páginas. Contiene una cuidada selección de 23 poemas, editados con letra caligráfica y unos bellísimos y delicados dibujos a color de Dinah Beatriz Salama. Al final del librito, y entre sus páginas 44 y 45 se incluyen unos pocos datos biográficos, maquetados con 6 fotografías extraídas del álbum familiar. En el colofón se nos indica que “este libro se terminó de imprimir el 28 de marzo de 2007 sexagésimo quinto aniversario dela muerte del poeta. Gracias a quienes lo leyeren”. Se recordará que, dentro de esta misma colección, ya existía un "Miguel Hernández para niños", en edición preparada por Francisco Esteve (Presidente de la Asociación de Amigos de Miguel Hernández) y dibujos de Lorenzo Olaverri, cuya 7ª y última edición es de 1997, sin que sepamos si está entre los planes de la editorial volver a reeditarlo.
La selección poética realizada es la adecuada para los fines del libro (para contar e incluso cantar), habiéndose seleccionado 16 poemas del "Cancionero y Romancero de ausencias", y los 7 restantes de sus "Poesías sueltas, I y II". De los dibujos, que crean el contrapunto visual a los versos, y perfectos en su ejecución de línea clara, destacar aquellos en los que aparece la cara del un niño, tal vez la del propio poeta sacada de alguna fotografía, que les confieren una fuerte carga expresiva de emotividad y cercanía. De su autora Dinah Beatriz Salama, algo ya conocíamos a través del pequeño catálogo de su exposición realizada en el madrileño Círculo de Bellas Artes, del 4 al 24 de abril del 2002, y de su más reciente muestra en el Instituto Cervantes de Estambul, en el marco de las Jornadas de Cultura Sefardí (30 de abril al 30 de mayo del 2007), titulada "Café solo". Sería estupendo poder contemplar en Orihuela el trabajo realizado sur le motif hernandiano por esta pintora para este nuevo libro. Merece la pena.